Thursday, June 7, 2012

Fuego Consumidor


Sheminí -שמיני: "Octavo" 
Torá  : Levítico 9:1-11:47 
Haftará  : 2 Samuel 6:1-7:17 
Escrituras Apostólicas  : Marcos 7:1-23; Hechos 5:1-11; 10:1-31; 2 Corintios 6:14-7:1; Gálatas 2:11-16; 1 Pedro 1:14-16.

Esta porción se denomina "octavo" del hebreo Sheminí [שמיני] basado en el capítulo 9 versículo 1 de Levítico. Es una descripción del maravilloso evento que aconteció en el octavo día, después que la familia sacerdotal estuvo por siete días bajo la presencia misma de Dios, y en el cual el Tabernáculo fué preparado para el servicio.

La Escritura registra un espectacular servicio en el momento en que la Gloria del Señor baja en forma de fuego al altar, quemando las ofrendas "personalmente." El relato nos pasa a contar sobre un evento muy triste, al morir dos hijos de Aarón. Después de darnos otros detalles con respecto al duelo de Aarón y de Moisés, la Torá describe la ley dietética (dieta kosher), una lista detallada para el consumo de animales.
Todo el relato es fascinante y muy importante conocerlo. Pero quisiera concentrarme en el asunto sobre ese espectacular servicio en el cual "la Shekináh [la Gloria] del Señor apareció a todo el pueblo," [Levítico 9:23] y de cómo podemos aprender a desarrollar nuestra habilidad espiritual para servir al Todopoderoso.
¿Alguna vez ha esta en un servicio de adoración y alabanza en el que de verdad siente la presencia del Creador cerca de usted? ¿Alguna vez ha escuchado predicadores que nos hacen sentir que atraen el poder mismo del Espíritu Santo? Estoy muy seguro que si. Pero le puedo asegurar de que nada se compara con los hechos de este servicio que nos está describiendo esta porción Bíblica.
Piense por un instante en ese maravilloso momento:  
"Entonces Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y lo bendijo, y después de ofrecer la ofrenda por el pecado, el holocausto y las ofrendas de paz, descendió. Y Moisés y Aarón entraron en la tienda de reunión, y cuando salieron y bendijeron al pueblo, la gloria del SEÑOR apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de la presencia del SEÑOR que consumió el holocausto y los pedazos de sebo sobre el altar. Al verlo, todo el pueblo gritó y se postró rostro en tierra." [Levítico 9:22-24]
Es como para quedarse sin palabras, ¿no le parece?
Y es que cuando de verdad queremos buscar la presencia de nuestro Señor, queremos adorarle, proclamar que no existe otra razón más que nuestro amor el que desea estar a Su lado, que de verdad lograremos ver Su Gloria. Y todo esto no es un hecho emocional, no nos confundamos.
Cuando de verdad nos acerquemos al Señor amándole sin esperar nada a cambio, con un corazón arrepentido, cuando de verdad le amemos "con todo [nuestro] corazón, con toda [nuestra] alma y con toda [nuestra] fuerza," (Deuteronomio 6:5), tendremos la habilidad de acercarnos aún más a Su Altar Divino. Es esa clase de actitud que el escritor del libro de Hebreos recomienda cuando afirma: 
"Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna." [Hebreos 4:16]
Por otra parte, el acercarnos a la presencia Divina no nos dá derecho de hacer lo que queramos. Si no lo cree, vea el resultado de los hijos de Aarón [Levítico 10:1-7]. A pesar de las muchas interpretaciones que eruditos Judíos y Cristianos le han dado a este relato, la Escritura afirma que, "Nadab y Abiú, hijos de Aarón, ... ofrecieron delante del SEÑOR fuego extraño, que El no les había ordenado." [Levítico 10:1]. Esto nos demuestra que el fuego que ellos usaron en sus incensarios era de otro lugar que no era el Altar.
La lección que como creyentes y adoradores debemos tomar es bastante clara. En cuanto más cerca estemos del Trono de la Gracia, debemos estar mas apartados de la esclavitud pecaminosa del pasado, y someternos a la obediencia de Sus Mandamientos. "El no traer delante del Señor fuego extraño, que Él no ha ordenado," nos evitará sufrir las fatales consecuencias del pecado.
El ser apartado [ser santo=Kadosh en hebreo] es un llamado a los creyentes que constituyen el Israel de Dios, y el inicio del cumplimiento de Su voluntad. "Por tanto, consagraos y sed santos, porque yo soy santo." [Levítico 11:44] [Ver también Deuteronomio 7:6; Romanos 1:7; 1 Corintios 1:2; Efesios 1:4; 1 Pedro 1:15].  
Esto nos lleva a otro nivel de obediencia, "No os contaminéis, pues, con ningún animal que se arrastra sobre la tierra." [Ver el contexto de Levítico 11:43-45]
El relato nos sugiere un estado de irreverencia de parte de Nadab y Abiú, probablemente por la emoción del servicio mismo. Por supuesto que no caerá hoy fuego del cielo y nos quemará si actuamos con ineptitud. Pero quisiera que tome en cuenta lo siguiente:
Los seres humanos tendemos a adoptar diferentes clases de malos hábitos. Entre otros, está el mal hábito de esperar ser servidos y no ser servidores. Cuando asistimos a las congregaciones, sinagogas, iglesias, templos, o como usted le llame, dependiendo de sus creencias, esperamos mucho de los servicios religiosos. Cuando estamos espiritualmente decaídos, esperamos que alguien haga las cosas por nosotros. Y cuando los servicios no están a la altura de nuestras "exigencias espirituales," comenzamos a hacer "críticas constructivas" de los eventos que algunas veces no nos han "levantado nuestro espíritu" ya sea porque "estuvieron muy apagados," porque "la música y los cantos estuvieron muy aburridos," porque los predicadores no hablaron conforme a nuestras espectativas, o "no estuvieron actualizados con las noticias del momento." La lista es interminable, necesitaría más tinta para continuar con las múltiples opiniones de creyentes con esta clase de inmadurez de sus personalidades.
En pocas palabras, muchas veces venimos a los servicios a "ser entretenidos." Como si eso fuera un programa de television o teatro. Esperamos con ansias las reuniones semanales para estar en el "club social religioso" al cual pertenecemos, solamente como para llenar una tarea obligatoria que corresponde a ese día.
Al acercarnos al Señor, necesitamos tener un balance reverente, es necesrio que no nos olvidemos que Él es Amor, pero también debemos de temer a Su Fuego Consumidor.
La próxima vez que asista a un servicio de adoración, alabanza y estudio de la Palabra de Dios, considere antes el estado de su corazón delante de Dios, y pregúntese:
¿He venido a servir al Señor o a ser entretenido?

Su Hermano y Amigo,

René Oswaldo Jaco,
Líder del Ministerio Hispano de la
Congregación Beth Adonai.

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