Thursday, June 7, 2012

Santidad para el Israel de Dios.


Ajarei Mot - Kedoshim: "Después de la Muerte" / "Santos" / קדושים / מותאחרי
Torá : Levítico 16:1-18:30; 19:1-20:27
Haftará : Ezequiel 22:1-19; Amós 9:7-15 (A); Ezequiel 20:2-20 (S)
Escrituras Apostólicas : Romanos 3:19-28; 9:30-10:13; 1 Corintios 5:1-13; 6:9-20;  2 Corintios 2:1-11; Gálatas 3:10-14; Hebreos 7:23-10:25 / Mateo 5:33-37, 43-48; 15:1-11; 19:16-30; 22:33-40; Marcos 7:1-23; 12:28-34; Lucas 10:25-39; Romanos 13:8-10; Gálatas 5:13-26; Santiago 2:1-13; 1 Pedro 1:13-21.

Las porciones Ajarei Mot y Kedoshim se leen juntas, excepto en los años bisiestos del calendario hebreo. De alguna manera nos encontramos con estos textos antes o después de Pésaj. En este año los encontramos en medio del conteo del Omer, lo cual es muy bueno pues nos permiten recordar sobre la santidad que los creyentes en Mesías necesitamos, sobre todo cuando estamos acercándonos cada vez más a la Festividad de Savuót (Pentecostés).
En Ajarei Mot, "después de la muerte" de los hijos de Aarón, el Señor comienza a dar la respectiva instrucción de cómo el Cohen Gadol [Sumo Sacerdote], debería ingresar al Lugar Santísimo del Tabernáculo, una vez al año en el décimo día del séptimo mes.
"Y esto os será un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a los diez días del mes, humillaréis vuestras almas y no haréis obra alguna, ni el nativo ni el forastero que reside entre vosotros; porque en este día se hará expiación por vosotros para que seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros pecados delante del SEÑOR. Os será día de reposo, de descanso solemne, para que humilléis vuestras almas; es estatuto perpetuo." Levítico 16:29-31 [LBLA].
Levítico 16 describe la ceremonia del Tabernáculo para el Santo Festival del Día de la Expiación. Levítico 17 establece reglas generales para el sacrificio en el Santuario. Levítico 18 redacta leyes específicas sobre relaciones sexuales permitidas y prohibidas. 
Aunque el Judaísmo lo considera como el día más Sagrado, la mayoría de las personas fuera de Judaísmo nunca han escuchado acerca de Yom Kippur [Día de la Expiación]. Yom Kippur es uno de los Tiempos Establecidos en el calendario de Dios: el décimo día del séptimo mes. En los días del Tabernáculo y del Templo, era un día de sacrificios rituales solemnes para purificación y expiación. Era el único día del año cuando le era permitido al Sumo Sacerdote [Cohen Gadol] entrar al Lugar Santísimo. Hoy en las sinagogas, Yom Kippur es un servicio de liturgia y de solemnidad. Es un día de ayuno, de confesar los pecados, de arrepentimiento y de pedir perdón a Dios." [Traducido y adpatado de Torah Club 1. Acharei Mot. FFOZ]. 
Por supuesto que el creyente puede pedir perdón al Señor en cualquier momento de su vida, no solamente en Yom Kippur. Los creyentes en el Mesías Yeshúa, debido a Su obra expiatoria, tenemos acceso directo al Trono Celestial. Sinembargo, es necesario que entendamos algunos conceptos mesiánicos de esta Festividad estaclecida por Dios.
Así como los sacrificios [ofrendas] nunca fueron, ni serán para obtener la salvación, o para quitar pecados [Hebreos 10:1-4] tampoco las Festidades lo eran.
La celebración de Yom Kippur restauraba la pureza [tahor] al campamento de los israelitas. Esa condición era muy necesaria para que la Santidad de Dios habitara  entre ellos. La liturgia actual de Yom Kippur, tampoco es para salvación; sino que nos recuerda de la Santidad que debemos de tener al acercarnos al Trono Divino.
Los rituales de purificación en Yom Kippur son muy parecidos a los de limpieza de la lepra [Levítico 14] y los de la muerte [Levítico 19]. Son aplicables a las personas y a las estructuras. Yom Kippur no puede observarse hoy de la misma manera que en los tiempos del Tabernáculo o del Templo.
Entonces, si el Mesías es nuestra expiación final, ¿Porqué guardar esta Festividad, y tener que ayunar, arrepentirse y todo lo demás?
Simplemente porque aún estamos en un cuerpo de pecado. Necesitamos arrepentirnos constantemente de las faltas cometidas y reconciliarnos con nuestro Creador.
"Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a El mentiroso y su palabra no está en nosotros."[1 Juan 1:9-10].
Yeshúa nuestro Mesías es nuestra expiación final. Pero mientras estemos en este mundo, que es temporal, es importante que participemos en la Festividad para recordar el Juicio Final, antes de pasar a nuestra nueva posición en el Mundo Venidero.
También Yom Kippur nos servirá para renovarnos constantemente, recordando lo que nuestro Mesías ha hecho por nosotros al darse a si mismo como sacrificio vivo en el madero, y de Su constante intercesión como Unico Sacerdote en el Trono Celestial.
El escritor de Hebreos nos ayuda a entender sobre cómo acercarnos al Trono Divino [Hebreos 10:19-25].
Si usted es un Discípulo de Yeshúa, ya sea que venga directamente de la simiente de Abrahám, o sea "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios," [1 Pedro 2:9] recuerde mantener sus "vestiduras blancas" [Apocalipsis 3:18] antes de llegar a Su Presencia. En otras palabras, procure mantener su corazón limpio y puro, a fin de poder acercarce al Lugar Santísimo.
Kedoshim consiste en los capítulos 19 y 20 del Libro de Levítico. Son los capítulos de la santidad para el Israel de Dios. [Incluyendo al pueblo no-Judío injertado en Israel, por medio del Mesías Yeshúa]. El texto señala que todo el pueblo deberá comportarse conforme a las instrucciones establecidas, "Entonces habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos porque yo, el SEÑOR vuestro Dios, soy santo." [Levítico 19:1-2].
La Torá continúa dándonos instrucciones para buscar la santidad, nos advierte de la importancia de observar detenidadmente nuestro corazón, a modo de conservarlo puro delante de Dios, quien ya nos ha justificado debido al sacrificio de Yeshúa en el madero. Nos instruye a meditar sobre estos asuntos de importancia cotidianamente.
En un mundo cargado de filosofías erróneas [aún dentro del Cuerpo del Señor], se vuelve cada vez más complicado seleccionar correctamente nuestro "modus Vivendi" que esté basado en los principios Bíblicos. ¿Cómo podemos estar apartados del mundo sin llegar a los extremos?
De alguna manera los creyentes debemos dejar brillar la luz de Meshíaj al mundo sin caer en los extremos del tradicionalismo o el libertinaje. En ambos casos podríamos caer en lo absurdo. No solamente quedaríamos mal como creyentes y discípulos del Señor, sino que le haríamos quedar mal a Él mismo, y no cumpliríamos la real misión encomendada, predicar "el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones" y ser Sus testigos "hasta los confines de la tierra." [Lucas 24:44-48; Hechos 1:7-8]. 
Nuestras vidas están cargadas de pensamientos que debemos, por nuestro propio beneficio, de alguna manera filtrar en nuestras mentes antes de que se queden en nuestro corazón, a fin de tomar las desiciones apropiadas para nuestra vida, y para aquellas vidas que dependen de nosotros, o que de alguna forma influenciamos mucho.
El mundo secular enseña todo lo opuesto a nuestras creencias. El Rabino Joseph Telushkin anota en una de sus obras que, "Con la ruptura de la religión, la creencia de que el ser humano ha sido creado a la imagen y semejanza de Dios ya no se enseña [en las escuelas]. Entonces, ¿de dónde se deriva la creencia de la santidad humana? ¿Cúal razón no religiosa podría ser ofrecida con respecto a que la gente es más valiosa que los animales?" [The Book of Jewish Values, Pg.269.]
Yeshúa HaMashíaj, fiel observante y Maestro de la Torá, basado en Deuteronomio 6 y Levítico 19, nos muestra el principio fundamental que nos guía en nuestro comportamiento diario, "AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas." 
[Mat. 22:37, 40].
Las Escrituras de Sus Discípulos y testigos oculares, nos muestran una gama de textos ratificando en sus enseñanzas el mismo principio: 
Romanos 13:8-10; Gálatas 5:13-26; Santiago 2:1-13; 1 Pedro 1:13-25. 
Si bien es cierto que los creyentes tenemos un llamado personal para caminar en santidad, mientras no logremos practicar estos principios fundamentales en forma comunitaria, o sea interactuando entre las demás personas, [dentro y fuera de nuestras congregaciones]; será casi imposible que nuestras desiciones diarias reflejen el comportamiento de santidad requerido por nuestro Creador. Y lo más triste es, que si estos principios nos parecen cargas, aún no hemos entendido la clase de amor que el Señor nos ha enseñado, para que nosotros podamos vivir en Su Amor.
¿Cómo podemos estar apartados del mundo sin llegar a los extremos?
Amando a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Con Amor en el Mesías, 
Su Hermano y Amigo,

René Oswaldo Jaco,
Líder del Ministerio Hispano de la
Congregación Beth Adonai.

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